Una final inesperada…que siempre se recordará
A primera vista, un duelo entre el número 54 y el 204 del mundo podía parecer una mala noticia para quien había comprado una entrada esperando ver a las principales estrellas del mundo del tenis. Sin embargo, cuando el tiempo pase y y se recuerde este torneo, esta será una final imposible de olvidar. Porque hoy, en Shanghai, se hizo historia en muchos sentidos.
Un lazo familiar inédito
En primer lugar, por el vínculo entre los protagonistas. En los últimos treinta años, sólo dos familiares se habían enfrentado en una final; las hermanas Venus y Serena Williams, quienes lo hicieron hasta en doce ocasiones. Y ahora, Arthur Rinderknech y Valentin Vacherot, primos y compañeros de infancia y universidad, han escrito una página única en la historia del tenis masculino.
El contexto: el ranking y las circunstancias
Vacherot, que llegó al torneo como número 204 del mundo y es ahora el jugador con un ranking más bajo en ganar un Masters 1000, ha ganado en Shanghái más dinero en una semana —el campeón recibe $1.124.380—que en toda su carrera profesional hasta la fecha —$594.000—. Un dato que resalta la fina línea que separa la precariedad y la gloria en este deporte.
Un altísimo nivel de tenis
La final no fue solo una curiosidad estadística: fue un partido de altísimo nivel. Rinderknech impuso su mayor experiencia en el primer set, cerrándolo 6-4 con un solo break, mostrando oficio y temple. Pero a partir de ahí, el duelo cambió por completo. El francés empezó a acusar la presión, su cuerpo se tensó, y los errores —más mentales que técnicos— le abrieron la puerta a un Vacherot inspirado, que encadenó cinco juegos seguidos desde el 3-3 del segundo set para llevárselo 6-3, y romper de nuevo en el inicio del tercero.
Con 2-0 a favor, Vacherot dispuso de tres bolas de break para el 3-0, pero Rinderknech se salvó a base de winners. El monegasco, imperturbable, mantenía su servicio en blanco una y otra vez, como si llevase toda la vida jugando finales de Masters 1000. De nuevo rozó el doble break con 15-40, pero Arthur resistió con otra sucesión de golpes ganadores. Tras poner el 3-2, Rinderknech pidió la atención médica del fisio, fruto de la tensión de un partido de este calibre.
Nada detuvo a Vacherot
El monegasco mantuvo la calma, la agresividad y la precisión. Jugó sin temblar, sin miedo a ganar, y acabó imponiéndose 6-3 en el set decisivo, con un passing impresionante en el match point y cediendo solo dos puntos al saque en el set más importante de su vida, que celebró con una emoción más que evidente y que recordó a la de Novak Djokovic tras ganar los JJOO.
Vacherot deja Shanghái como campeón de Masters 1000 y con uno de los saltos más grandes en la historia del ranking: de empezar el torneo en el puesto 204 al top 40. Una gesta impresionante. Y, sobre todo, una historia constancia y tenis de altísimo nivel.