Daniil impone su ley
El galo comenzó bien, ganando el sorteo y estrenando el marcador con un juego en blanco, pero enseguida se topó con la muralla rusa. Medvedev, con su precisión quirúrgica y ese estilo tan particular de devolverlo todo, castigó la primera duda seria de su rival. Con 0-40, Arthur subió a la red, pero el ruso le puso la pelota en los pies. El break inicial bastó para marcar el rumbo.
Con un 82% de primeros servicios y apenas cinco errores no forzados, Daniil manejó el set a su antojo. Rinderknech intentaba variar ritmos, incluso con alguna subida a la red, pero la consistencia del moscovita fue un muro. En 46 minutos, el número 18 del mundo se adueñó del primer parcial por 6-4, dejando la sensación de que el partido dependía solo de él.
El despertar francés
El segundo set comenzó con otro aire. Rinderknech, más suelto y convencido, empezó mandando desde la iniciativa. Subió al ataque, buscó la red y rompió el servicio de Medvedev en el segundo juego. El ruso, visiblemente incómodo, empezó a discutir con el juez de silla y con parte del público, mientras Arthur consolidaba el 3-0.
El francés tuvo que sufrir, eso sí: levantó cinco bolas de break en un juego eterno que le dio alas. Daniil seguía sólido al saque, pero cada intercambio largo parecía inclinarse poco a poco del lado galo. Con 5-2, Rinderknech olió sangre y firmó un break en blanco para cerrar el set por 6-2. La semifinal se equilibraba.
El francés sumó 16 ganadores por solo 11 errores no forzados, mientras que Medvedev, demasiado a la defensiva, se vio por momentos sin un plan alternativo.
Todo por decidir
El set definitivo arrancó igualado, con ambos defendiendo el saque con firmeza. Rinderknech transmitía calma, convencido de que podía seguir golpeando de tú a tú al ex número uno del mundo. Con el 3-3 en el marcador, Medvedev tuvo dos bolas de break, pero el francés las salvó con valentía y temple en los momentos clave.
Daniil no había perdido ni un solo punto con su saque en todo el set hasta ese momento, pero la presión empezaba a notarse. Arthur, cada vez más suelto, encadenó un juego en blanco y se puso 5-4 arriba. El ruso, obligado a mantener el servicio, cometió varios errores con el primer saque y lo pagó caro: Rinderknech aprovechó su segunda bola de partido para cerrar el encuentro, tras una doble falta propia del ruso en el momento más inoportuno, 4-6, 6-2, 6-4.
Una final con sabor a familia
Lo que comenzó como un sueño se convertirá este domingo en un capítulo para la historia: Rinderknech y Vacherot, primos y compañeros de infancia, se enfrentarán por el título en Shanghái.
Del apellido al linaje. De Francia a Mónaco. El tenis, una vez más, demuestra que las mejores historias se escriben en familia.